El 5 de junio del 2009 fue un día importante para mí. Por dos razones. Como peruano promedio y más aún como docente de Historia del Perú, la Epopeya del Morro de Arica es una de las fechas más importantes del Calendario Cívico así como una de las páginas más conmovedoras sobre el amor hacia la Patria y sus símbolos. Cuánto derroche de patriotismo aquel histórico 5 de junio de 1880 cuando, a 48 horas previas a la famosa Batalla de Arica, nuestro hoy Patrono del Glorioso Ejército del Perú entonces Coronel Francisco Bolognesi Cervantes (1816-1880) pronunciaba junto a sus insignes compañeros aquella famosa frase que se inscribió por siempre en el Sagrado Panteón de los Héroes de la Nación: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”.
Como cristiano católico nunca he estado de acuerdo con las guerras. Cómo he de estarlo si lo único que ocasionan son muertes y desgracias. Las guerras sacan lo peor del ser humano, lo deshumaniza y somete a situaciones extremas que - en el menor de los casos - endurece el alma, tortura la psiquis y marchita la bondad y la compasión por nuestros semejantes. No por nada, resulta tan impactante aquel ignominioso repase chileno que el pintor Juan Lepiani (1864-1932) supo retratar. Sin embargo, he de reconocer que presentados los conflictos, pocos guerreros conservan intacto su inmenso porte humano conmiserándose con el vencido (como Miguel Grau con los náufragos de la Esmeralda), aliviando el dolor de los deudos (como nuestro Caballero de los Mares en conmovedora carta a la viuda del capitán Arturo Prat) o como nuestros héroes del Morro de Arica (al igual que los 300 de Leonidas frente a un millar de persas) inmolando su vida en aras del honor patrio y su bandera. Esa es la primera razón.
La segunda razón por la cual esa fecha fue importante para mí se resume en sólo dos palabras: Quinto año. Aquel viernes 5 de junio, en ceremonia solemne de Jura de la Bandera, todas las alumnas de la promoción –habiendo superado muchos impasses contrarreloj - se vistieron de heroínas y, cual combatientes frente al peñón de Arica, empuñaron la bandera bicolor y, con paso marcial, marcharon en el centro de nuestro Patio de Honor elaborando, en forma sincrónica y al unísono, figuras vívidas de peruanidad. Por ello, el agradecimiento en primer lugar a las 35 alumnas de Quinto de Secundaria por la lección de superación brindada ese día. Y, en ese sentido, un agradecimiento al profesor Javier Quispe Romano por enseñarnos que un verdadero docente es aquel que, confiando en las potencialidades de sus discípulas, les reta a superarse obteniendo al final, mejores seres humanos.
¡Gloria a todos los héroes y heroínas del día a día: alumnas, padres y madres de familia, docentes y demás profesionales, quienes entregan alma, vida y corazón por sus ideales frente a las adversidades¡
¡Gloria a Francisco Bolognesi y sus bravos combatientes del Morro de Arica¡,
¡Viva nuestra Nación¡
1 comentario:
...Recordar y Valorar siempre la participación del poblador común en esas horas aciagas para el Perú
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