Antecedentes del conflicto
El conflicto israelo-palestino es uno de los más complejos del escenario internacional y la principal clave de la inestabilidad en Oriente Medio. El territorio conocido como Palestina es motivo de una disputa desde hace casi un siglo, y especialmente a raíz de la creación del Estado de Israel en 1948 y el abortado nacimiento del Estado árabe palestino.
En este conflicto se conjugan elementos diversos. Nació como la disputa por un territorio entre dos movimientos nacionales con diferentes proyectos nacionales; provocó la intromisión de las potencias durante la Guerra Fría; con el tiempo implicó a otros actores regionales, ocasionando conflictos bélicos, y se complicó aún más al entremezclarse ideologías, religión, control de los recursos naturales…
Desde la creación del estado de Israel en 1948 el pueblo palestino viene recorriendo un periplo de exilio, refugio en tierras ajenas y confinamiento en las propias, agravado notablemente desde la Guerra de los Seis Días, durante la que Israel se anexionó entre otras tierras Jerusalén Este, Gaza y Cisjordania. Las consecuencias de la geopolítica de Oriente Próximo mantienen hasta la actualidad en la zona una de las situaciones bélicas más enquistadas del planeta. En el programa de hoy Tesis presenta la segunda entrega de un reportaje especial con el que hemos querido acercarnos al conflicto entre Israel y Palestina y al imaginario y al sentimiento de ambos pueblos: un intento por mostrar cómo la guerra se filtra por cada poro de una sociedad.
A lo largo de los años se han enfrentado principalmente dos fuerzas desiguales: el Estado de Israel y un movimiento de liberación nacional, encarnado desde hace 30 años en la Organización para la Liberación de Palestina. Esta desigualdad ha permitido que Israel ocupase el territorio susceptible de ser la base del Estado palestino y mantuviera bajo control militar a la población árabe autóctona conculcando sus derechos fundamentales. La ocupación de Cisjordania y Gaza le ha valido a Israel la condena de la comunidad internacional, aunque ésta haya sido incapaz de imponer sus resoluciones.
La Guerra de los Seis Días, también conocida como Guerra de Junio de 1967 en la historiografía árabe, fue un conflicto bélico que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por Egipto, Jordania, Iraq y Siria entre el 5 y el 10 de junio de 1967. Tras la exigencia egipcia a la ONU de que retirase de forma casi inmediata sus fuerzas de interposición en el Sinaí, el movimiento de fuerzas egipcias en la frontera y el bloqueo del estrecho de Tirán, Israel, temiendo un ataque inminente, lanzó un ataque preventivo contra la fuerza aérea egipcia. Jordania respondió atacando las ciudades israelíes de Jerusalén y Netanya. Al finalizar la guerra, Israel había conquistado la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja) y los Altos del Golán.
La Guerra de los Seis Días se inscribe dentro del conjunto de guerras libradas entre Israel y sus vecinos árabes, tras la creación del Estado de Israel (1948) en la Palestina del Mandato británico. Estos seis días de 1967 concitaron la atención mundial y resultaron claves en la geopolítica de la región: sus consecuencias han sido profundas, extensas y se han hecho notar hasta hoy día, teniendo una influencia decisiva en numerosos acontecimientos posteriores, como la Guerra de Desgaste, la Guerra de Yom Kipur, la masacre de Múnich, la polémica sobre los asentamientos judíos y el estatus de Jerusalén, los acuerdos de Camp David y Oslo o la Intifada.
Además la cuestión palestina tiene una dimensión regional. La tensión entre Israel y sus vecinos incrementó los riesgos para la seguridad del área, en forma de militarización, presencia de población palestina refugiada y proliferación de grupos armados.
La resolución de la cuestión palestina es la pieza clave para la pacificación de la región. Por ello el proceso de paz en Oriente Medio puesto en marcha en 1991 ha girado en gran parte en torno a ella.
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