sábado, 15 de agosto de 2009

Siembra: 31 años..."I like to live in América"

Corrían los días del año 1978. Perú seguía convulsionado en un régimen de facto menos duro que el anterior pero igual de ilegítimo. Las huelgas y actos vandálicos se sucedían mientras el pueblo se entretenía con los triunfos de nuestra selección de fútbol (integrada por Cubillas y el loco Quiroga) en el Mundial que organizaba Argentina, también bajo gobierno militar. Las salas de cine se llenaban para ver a Christopher Reeves encarnando a Superman, ese personaje tan increíble – y algunos dicen maldecido-.Una generación, por primera vez, alcanzaba las alturas volando con el hombre de acero. Y en el Vaticano, se elegía por primera vez un Papa no romano: Karol Wojtyla, el Papa Peregrino Juan Pablo II. Algo era distinto en 1978.

Ese mismo año, un abogado panameño en trance de cantante, compositor y poeta, de la mano de un trombonista newyorkino y ascendencia boricua, le regalarían al mundo de la música popular latinoamericana, y más específicamente, a los seguidores de ese género afrocaribeño llamado salsa, una de sus creaciones más emblemáticas, celebradas, cantadas y recordadas: el álbum Siembra, editado por el sello Fania Records.

Pero al principio, causo gran controversia. Era 1978 y en Nueva York, Jerry Masucci, dueño de Fania Records, había convocado a tres de los más importantes disc jockeys de la ciudad para escuchar por primera vez las siete canciones del álbum. No les gustó. De saque, ¿qué canción salsera osaba incluir ritmos de música disco? Cierto. El tema de inicio, Plástico, anunciaba ya la innovación, dinamismo y genialidad que Rubén Blades le imprimía a su manera de hacer salsa: esa introducción a lo BeeGees, propia de la película de Travolta Fiebre de sábado por la noche, íconos de la inofensiva frivolidad de peinados, botas anchas y bailes, daba paso justo a un tema que criticaba muchos de los valores del materialismo: "Ella era una chica plastica, de esas que veo por ahi, de esas que cuando se agitan, sudan Channel number three, que sueñan casarse con un doctor, pues él puede mantenerlas mejor, no le hablan a nadie si no es su igual, a menos que sea fulano de tal, son lindas delgadas de buen vestir, de mirada esquiva y falso reir...", la discriminación: "era una pareja plástica...viviendo en un mundo de pura ilusion, diciendo a su hijo de 5 años, no juegues con niños de color extraño, ahogados en deudas para mantener su status social"y que poseía un estribillo tan contundentemente reflexivo sobre la alienación y los riesgos de la decadencia moral de las sociedades capitalistas desarrolladas y globalizadas latinoamericanas: "Oye latino, oye hermano, oye amigo, nunca vendas tu destino por el oro ni la comodidad, nunca descanses, pues nos falta andar bastante, vamos todos adelante para juntos terminar, con la ignorancia que nos trae sugestionados, con modelos importados que no son la solución, no te dejes confundir, busca el fondo y su razón, recuerda se ven las caras, pero nunca el corazón, no te dejes confundir, busca el fondo y su razón, recuerda se ven las caras, y jamás el corazon".



Plástico
de Rubén Blades, concierto en Cali (Colombia) aludiendo a Puerto Rico (puesto que no es República sino Estado de USA)

Para estos disc jockeys la mayor decepción del disco era la duración de las canciones. ¡Ni que fuera música de los Pink Floyd ¡¡. ¿Cómo le iba a gustar al público un disco cuya pieza más corta tenía 4 minutos con 50 segundos?. Sólo la música clásica y el rock progresivo podían jactarse de no ser comercial. En ese sentido, ¿quién decía que los oyentes no se aburrirían y cambiarían la emisora?

Pero el colmo total era que había un tema que, además de durar siete minutos, hablaba de un ladrón y una prostituta que terminaban matándose y contenía una farsesca línea de West Side Story, obra de Broadway: I like to live in América. Se trataba de Pedro Navaja. Inspirada en la Ópera de los tres centavos del alemán Bertold Bretch, y en la balada Mack the Knife, el tema narraba la historia de un guapetón, de un truhán, malandro, de un personaje faite y misterioso de los que pululan en cualquier barrio, en cualquier ciudad de América Latina con un diente de oro, un sombrero de ala ancha de medio lado y la mano siempre dentro del gabán, que se enfrenta a una mujer, en lo que se deduce es un ajuste de cuentas en la penumbra de una avenida de Nueva York. Inaceptable. Este álbum significaba para estos disc jockeys puristas de la salsa, el fin de la Fania y Willie Colón y, ¡todo por culpa de Blades¡.

Cuando Siembra salió y empezó a promocionarse Pedro Navaja algunos djs en emisoras de Nueva York hicieron lo lógico: editarla, para hacerla más corta. Cuando los oyentes cayeron en la cuenta, levantaron sus teléfonos para quejarse. Era la ira de los conversos. Blades había logrado lo que ningún otro : narrar en 7 minutos plenos de misterio y suspenso la más trágica e irónica historia entre dos personajes de la calle, de la noche, que entregaban sus últimos minutos de vida a un bien logrado in crescendo en la cadencia e intensidad de la interpretación El éxito del tema, en su momento, rompió los estereotipos edificados sobre temas cortos, guapachosos, de líricas fáciles, repetitivas y sin mayores ambiciones que bailar. Había nacido el sencillo más vendido en la historia de la salsa, y un personaje paradigmático, ícono del barrunto, que ha dado pie a obras de teatro, musicales, óperas-salsas y miles de páginas de comentarios y análisis semiótico-literarios.



Magnífica versión de Pedro Navaja un poco mal subida pero ..
¡¡ k tal versión con los maestros de Buena Vista Social Club¡¡

Frente a esto, Blades, al recordar toda esta inicial mala onda con Pedro Navaja, ha hecho una jocosa comparación con El Quijote, de Cervantes, aclarando, guardadas las proporciones de las dos obras: "Si esas gentes hubiesen sido los editores de Don Quijote, hubiese salido un pasquín". Según Blades, le hubiesen quitado a Sancho Panza, por gordo, o lo habrían cambiado por un galán como Tony Curtis, y sólo habrían dejado la parte de Dulcinea. Pero que, sobre todo, le habrían quitado buena cantidad de hojas porque la gente no iba a leer algo tan largo.

Siembra cumple 31 años de existencia, y como Pedro y su diente de oro, sin duda alguna, seguirá brillando en la avenida del tiempo melómano, por muchos años más: la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.

Descarga Siembra:

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