lunes, 10 de mayo de 2010

Mitos cosmogónicos: cosmovisión antigua.


Se denomina Mitos Cosmogónicos (cosmos: todo, gónico viene de gen: inicio) a los antiguos relatos sobre la Creación del Universo, Mundo o Tierra que cada pueblo o civilización primigenia elaboró- sin conocimientos científicos- según su Cosmovisión. Son mitos ya que son relatos en los que se narra la intervención de una fuerza sobrenatural o Dios o dioses creando TODO.
El más antiguo mito de la creación es el Enuma elis (cuando arriba), escrito 15 siglos aC en Babilonia.
 
When in the height heaven was not
A mush-hushshu-dragon, and a lahmu-hero
named,
And the earth beneath did not yet bear a name,
And the primeval Apsu, who begat them,
And chaos, Tiamut, the mother of them both
Their waters were mingled together,
And no field was formed, no marsh was to be seen..

Relata el nacimiento del mundo a partir del Caos: en el principio estaban combinadas el agua del mar (la diosa Ti'amat), el agua de los ríos (el dios Apsu) y la niebla (el Mummu). Ti'amat y Apsu engendraron a Lahmu y Lahamu, dioses que representaban el sedimento, y éstos engendraron a Anshar y Kishar, los dos horizontes —entendidos como el límite del cielo y el límite de la Tierra—. En aquellos tiempos, el cielo (Anu) y la Tierra (Enlil) estaban unidos. Según la versión asiria, Marduk, el dios de los vientos, se enfrentó a Ti'amat, diosa del mar, la mató, cortó su cuerpo en dos y, separando las dos partes, construyó el cielo y la Tierra. Posteriormente, creó dos pirámides zigurats de siete terrazas montañosas: la superior o reino de Bel era el mundo visible y la inferior o reino de Ea, la estancia de los muertos. Los dos mundos estaban separados por el mar Océano, y en el Cielo estaba el Sol, la Luna y las estrellas gobernadas por sendos dioses.
Para los egipcios, Atum, el dios Sol, engendró a Chu (el aire) y Tefnut (la humedad), y éstos engendraron a Nut (el cielo) y Geb (la Tierra) quienes a su vez engendraron a los demás dioses del panteón egipcio. Pero luego, Chu, el aire, los separó, formando así el mundo habitable que asemejaba a una caja, alargada de norte a sur tal como su país, de la que fluía el río Ur-Nes (Nilo), que nacía en el sur. En los bordes de este mundo, en cada punto cardinal, había columnas que resistían una bóveda sólida de la que pendían como lámparas las estrellas. El Sol, durante el día, recorría el cielo de oriente a poniente y, durante la noche, rodeaba la Tierra por el norte en un barco que navegaba por el río Ur-Nes, escondida su luz de los humanos detrás de las altas montañas del valle Dait.
Según los mitos hindúes, el Universo era una superposición de tres mundos: el cielo, el aire y la Tierra. La Tierra era plana y circular, sostenida por cuatro grandes elefantes, que a su vez estaban sobre la caparazón de una enorme tortuga y ésta sobre la eternidad, simbolizada por una serpiente mordiéndose la cola. En el centro de la Tierra se encontraba el mítico monte Sumeru (el Himalaya), en un continente circular rodeado por el océano. El cielo tenía siete niveles y el séptimo era la morada de Brahma; otros siete niveles tenía el infierno, debajo de la Tierra.

La cosmogonía china gira alrededor de la idea de que el Universo estaba formado por dos elementos: el yang y el yin, asociados al movimiento y al reposo, respectivamente. El yang y el yin se encontraban mezclados antes de que se formara el mundo pero fueron separados por la rotación del Universo. El yang móvil fue arrojado a la periferia y formó el cielo, mientras que el yin inerte se quedó en el centro y formó la Tierra. Los seres vivos y planetas, guardaron proporciones variables de yang y yin.

De todos los relatos cosmogónicos griegos, la Teogonía de Hesíodo es la obra mejor conocida. Escrita a finales del siglo VIII a. C., es la fuente de toda la mitología griega. Según Hesíodo, al comienzo no había nada, simplemente el vacío, al que llama Caos. Estima que de Eros, el amor, el motor del universo y el Tártaro, una región espectral, nace Gea, la Tierra. Bajo ésta sigue existiendo el Caos, el cuál engendra al Erebo, que luego dará lugar a los infiernos. También surgirá Nix, la noche, que junto a Erebo engendrará a Eter, la luz celestial, y a Hemera, la luz del día. Gea, al recibir la luz engendra a Urano, el cielo, el cuál tiene su misma extensión, y con el que podrá tener todos los hijos que desee.

La cosmovisión incaica dividía al Universo en tres ámbitos: hanan pacha o el mundo de arriba donde habitaban los dioses, kai pacha era el mundo de aquí y el presente donde vivían los seres humanos, y ucu pacha o mundo subterráneo donde habitaban los ancestros y las fuerzas de la fertilidad. En cuanto al dios Creador, éste se llamaba Atún-Kon-Ticsi-Huira-Cocha, convertido en dios oficial en el gobierno de Pachacútec.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Si, probablemente lo sea