Es interesante como lo mágico y lo religioso rigen mucho en nuestras vidas. Esto de festejar Halloween tiene mucho de mágico-religioso. Pero también, es síntoma de la alienación que vive nuestro pueblo –cada vez más cosmopolita y, a su vez, tan ralo en identidad-. Hace 10 años esto no existía. Sólo en Miraflores y San Isidro algunos ñaños salían con sus disfraces a asaltar a los transeúntes con su amenazante: “¡¿truco o dulce?¡”. En estos tiempos, Halloween ya es una fiesta adoptada hasta en los conos y comercialmente exitosa. No por ello deja de ser peligrosa.
No quiero asustar a mis afanosos vecinos quienes ya vistieron con pacharacosos disfraces a sus pequeños demonios los cuales, dicho sea de paso: no tienen la culpa de tanto entusiasmo por andar vestidos de Spiderman, Jack Sparrow, Ben 10 o de Barbie, Stephanie de Lazy Town o de gnomos o brujitas. Lo que quiero advertir es que esto de Halloween es realmente peligroso. Y no me la doy de cucufato,eh. Pero esta fiesta agrícola ancestral se basa justo en recordar que cada 31 de octubre o sea 40 días después del equinoccio del otoño septentrional se abre un portal entre el mundo de los muertos y el de los vivos. Así como lo lees. Entre la noche del 31 de octubre y el 01 de noviembre (día de los Santos: All Holly eve: Halloween ) los druidas celtas celebraban la fiesta de Samhain (dios celta de la muerte) propiciando una reunión con los seguidores de este dios del mal: “En la oscuridad de la noche las brujas empizaban a salir. Toques de tambor como llamando a la gran reunión. Unas trompetas anunciaban la llegada del Gran Jefe, el Demonio. Silbidos. Aparecía el Jefe al que todos rendían adoración según iba pasando. En lo álgido del Sabbat, empezaban a despuntar los primeros rayos de sol que hacía estremecer de miedo a la turba que volvía al monte, en donde se encierraban de nuevo. Sonaba la campana de una cercana Iglesia. La amanecida tomaba un carácter dulce y melódico como si ya el ambiente hubiese quedado purificado. El día se hacía más claro y brillante, lleno de luz y claridad. Campanas. Con la diurnidad total terminaba la obra.”. Abierto el umbral, los vivos podían comunicarse con los muertos, siempre guiando sus pasos mediante velas encendidas dentro de calabazas con el fin de impedir que, por ejemplo, apareciesen dentro de tu cama. Por otra parte, con tanto espíritu del mal rumbo al aquelarre, era mejor vestir a nuestros pequeñines de diablos evitándoles un susto por parte de esas ánimas chocarreras. Y bien, ¿qué relación tiene esta costumbre celta con nosotros?. Pues resulta interesante reconocer que aquel dios celta Samhain sobrevivió a la extirpación de idolatrías que realizó San Patricio(387-461), cambiando de DNI y tomando una nueva identidad: la del Beelzebuh judío, tomando un nuevo nombre: Satán.
Entonces, que nuestros pequeños se disfracen y que busquen caramelos yendo en patota por las calles, bacán. Pero, cuidado; detrás de ello, hay más. Oculto. Hay más de magia, mito y religión. No es sólamente una fiesta pagana. Es una fecha liminal. Los límites se difuminan. El portal queda abierto con el riesgo de que alguien inocente lo cruce y no regrese jamás. Mismo Hotel California: "podrás entrar pero nunca salir".........Bueno, ya me dio miedo. Todo esto me ha hecho recordar -casi a manera de deja vu- que una vez mi padre, sin tener ninguna remota idea sobre Halloween, me llevó al cine a ver - según él- algo propio de mis inocentes 10 añitos: una película de Disney: Fantasía (1940). ¡¡Para qué lo hizo¡¡. Quedé muy asustado. Creo que él también. ¿Por qué? Pues les presento a manera de catársis: la escena.
No quiero asustar a mis afanosos vecinos quienes ya vistieron con pacharacosos disfraces a sus pequeños demonios los cuales, dicho sea de paso: no tienen la culpa de tanto entusiasmo por andar vestidos de Spiderman, Jack Sparrow, Ben 10 o de Barbie, Stephanie de Lazy Town o de gnomos o brujitas. Lo que quiero advertir es que esto de Halloween es realmente peligroso. Y no me la doy de cucufato,eh. Pero esta fiesta agrícola ancestral se basa justo en recordar que cada 31 de octubre o sea 40 días después del equinoccio del otoño septentrional se abre un portal entre el mundo de los muertos y el de los vivos. Así como lo lees. Entre la noche del 31 de octubre y el 01 de noviembre (día de los Santos: All Holly eve: Halloween ) los druidas celtas celebraban la fiesta de Samhain (dios celta de la muerte) propiciando una reunión con los seguidores de este dios del mal: “En la oscuridad de la noche las brujas empizaban a salir. Toques de tambor como llamando a la gran reunión. Unas trompetas anunciaban la llegada del Gran Jefe, el Demonio. Silbidos. Aparecía el Jefe al que todos rendían adoración según iba pasando. En lo álgido del Sabbat, empezaban a despuntar los primeros rayos de sol que hacía estremecer de miedo a la turba que volvía al monte, en donde se encierraban de nuevo. Sonaba la campana de una cercana Iglesia. La amanecida tomaba un carácter dulce y melódico como si ya el ambiente hubiese quedado purificado. El día se hacía más claro y brillante, lleno de luz y claridad. Campanas. Con la diurnidad total terminaba la obra.”. Abierto el umbral, los vivos podían comunicarse con los muertos, siempre guiando sus pasos mediante velas encendidas dentro de calabazas con el fin de impedir que, por ejemplo, apareciesen dentro de tu cama. Por otra parte, con tanto espíritu del mal rumbo al aquelarre, era mejor vestir a nuestros pequeñines de diablos evitándoles un susto por parte de esas ánimas chocarreras. Y bien, ¿qué relación tiene esta costumbre celta con nosotros?. Pues resulta interesante reconocer que aquel dios celta Samhain sobrevivió a la extirpación de idolatrías que realizó San Patricio(387-461), cambiando de DNI y tomando una nueva identidad: la del Beelzebuh judío, tomando un nuevo nombre: Satán.
Entonces, que nuestros pequeños se disfracen y que busquen caramelos yendo en patota por las calles, bacán. Pero, cuidado; detrás de ello, hay más. Oculto. Hay más de magia, mito y religión. No es sólamente una fiesta pagana. Es una fecha liminal. Los límites se difuminan. El portal queda abierto con el riesgo de que alguien inocente lo cruce y no regrese jamás. Mismo Hotel California: "podrás entrar pero nunca salir".........Bueno, ya me dio miedo. Todo esto me ha hecho recordar -casi a manera de deja vu- que una vez mi padre, sin tener ninguna remota idea sobre Halloween, me llevó al cine a ver - según él- algo propio de mis inocentes 10 añitos: una película de Disney: Fantasía (1940). ¡¡Para qué lo hizo¡¡. Quedé muy asustado. Creo que él también. ¿Por qué? Pues les presento a manera de catársis: la escena.
Se llama Una noche en la árida montaña (Night on bald mountain) basada en la composición del ruso Modest Moussorgski (1839-1881): Ivanova noch’ na Liso (1860) inspirada, a su vez, en un cuento corto de su compatriota Nikolai Gogol (1809-1852) : La noche de San Juan que narra la experiencia de un campesino, que estando cerca del monte árido, ve todo un ritual de brujeria. Justo, de la pluma de Gogol también salió uno de los cuentos más terroríficos El viyi (ruso:Вій), publicado en el primer volumen de su colección de cuentos titulada Mirgorod (1835). Este cuento fue llevado a la pantalla en 1967 por el cineasta Georgi Koprachyov logrando para muchos una de las películas de terror más importantes de todos los tiempos. Antes de presentarles la escena más espeluznante - ojo, sólo apta para mayores (aunque, sorprende cómo algunos menores, acostumbrados a ver Hostel, El aro u otra de esas películas escabrosas, no se asustan para nada)- les cuento y confieso que esta peli me asustó mucho cuando la ví en canal 7 a altas horas de la noche y a oscuras. En fin, tanto la obra de Moussorgski, Gogol o Disney son hoy grandes alegorías sobre la lucha entre el bien y el mal. Gana el bien. ¿Siempre?.
El Viyi de Nikolai Gogol
"La historia trata de tres estudiantes que ese encuentran en el Monasterio Bratsky en Kiev. En el seminario, existen cuatro tipos de estudiantes, los gramáticos, retóricos, filósofos y teólogos. Cada verano después del fin de las clases, normalmente los estudiantes emprenden una larga de procesión de camino a casa, que se hace cada vez más pequeña a medida que cada estudiante se separa del camino principal. Finalmente el grupo se reduce a tres estudiantes el teólogo Kaliava (que se traduce aproximadamente como "huesos perezosos"), el filósofo Khoma Brut ("Tomás Bruto", en referencia al apóstol y al hijo adoptivo de Julio César) y el retórico Tibery Gorobets ("Tiberio Gorrión"). Mientras cae la noche los tres estudiantes esperan encontrar una aldea donde puedan conseguir descanso y alimento. Sin embargo, se pierden en el bosque y finalmente encuentran dos pequeñas casas y una granja. Una anciana les dice que tiene una pequeña habitación y no puede acomodar a más viajeros, pero finalmente acepta dejarles entrar. El retórico es instalado en la choza, el teólogo en un armario vacío y el filósofo en el pesebre vacío de las ovejas. Por la noche la anciana acude junto a Khoma. Al principio el estudiante cree que está intentando seducirlo, pero cuando se acerca ve que los ojos de la anciana brillan de forma extraña. Salta sobre su espalda y reticentemente se encuentra galopando con ella sobre él, que posee una fuerza increíble. Finalmente Khoma consigue vencerla cantando oraciones y exorcismos en voz alta, entonces la obliga a desmontar y con un palo la golpea como castigo. Entonces la anciana se derrumba y descubre que se ha convertido en una hermosa chica. Khoma huye a Kiev y continúa su vida allí, hasta que un día un deán le cuenta el rumor de que la hija de un rico cosaco fue encontrada casi muerta a golpes cerca de su casa, y que su último deseo fue que Khoma el filósofo acudiera y rezara salmos sobre su cadáver durante tres días después de su muerte. Aunque Khoma está inseguro de por qué la chica se refería a él específicamente, el déan le ordena que vaya a la casa del cosaco y cumpla el último deseo de su hijo. Varios cosacos lo llevan por la fuerza a la aldea donde vivía la chica. Sin embargo, cuando le muestran el cadáver, Khoma descubre que es la bruja con la que se enfrentó anteriormente. Entre los cosacos se rumorea que la chica había hecho tratos con el diablo y cuentan historias horribles sobre sus malos actos, como montaba a otras personas, se veía su sangre y cortaba las trenzas de las chicas de la aldea. Khoma se muestra reticente a rezar sobre el cuerpo de la bruja de noche, pero los cosacos dicen que así debe hacerlo durante tres noches.
En la primera noche, cuando los cosacos llevan el cuerpo de la bruja a una iglesia en ruinas, Khoma se siente asustado pero se tranquiliza cuando enciende velas para alejar la oscuridad, salvo en el techo. Mientras reza, se imagina que el cadáver se levanta, pero el cuerpo permanece inmóvil. Sin embargo, de repente, Khoma levanta la cabeza y se encuentra con la bruja sentada en su ataúd. Comienza a caminar alrededor, buscando a alguien, y comienza a acercarse a Khoma, pero el estudiante traza un círculo de protección a su alrededor que la bruja no puede cruzar. Ella gruñe y él comienza a exorcizarla, obligándola a regresar a su ataúd. De repente, el ataúd comienza a volar por la iglesia, y la bruja intenta asustar a Khoma para que salga el círculo, pero llega el amanecer y el estudiante ha conseguido sobrevivir a la primera noche. A la noche siguiente se producen sucesos similars, más horribles que antes, pues la bruja convoca a demonios alados y ciegos y otros monstruos que vuelan sobre la iglesia, pero que no pueden atacar a Khoma porque no pueden verle. Cuando los cosacos encuentran a Khoma a la mañana siguiente está casi muerto, pálido y apretado contra la pared. Intenta escapar al día siguiente pero los cosacos lo capturan y lo llevan a la iglesia para que termine el exorcismo. A la tercera noche el cadáver de la bruja se comporta de forma más terrible y llama a los demonios y monstruos para que traigan al Viyi a la iglesia, una criatura que puede verlo todo. Khoma se da cuenta de que no debe mirar a la criatura cuando los demonios le levantan sus enormes párpados para que pueda mirarle, pero no puede evitarlo y ve un horrible rostro de hierro observándole. El Viyi señala en su dirección y los monstruos ciegos caen sobre él. Khoma muere de terror. Sin embargo, los monstruos no se han escuchado el primer canto del gallo y no consiguen escapar de la iglesia cuando amanece. Un sacerdote llega al día siguiente para encontrar a los mosntruos paralizados en las ventanas tratando de huir de la iglesia, que es abandonada para siempre y finalmente se llena de zarzas y árboles. La historia termina con los otros dos amigos de Khoma comentando su muerte y afirmando que su final se debió a que su voluntad flaqueó y mostró miedo de los demonios". (fuente: Wikipedia)
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